Testimonios reales

Hola, no sé quien eres, pero si sé que lo que te voy a contar seguro que el leerlo no te hará ningún mal.

Soy Ludópata desde que casi tengo uso de razón, o por lo menos ya he perdido la noción de cuando empecé a jugar, de mi pasado no voy a hablar porque creo que no merece la pena ni que me acuerde de él, tan solo me sirve para aprender; pero si quiero hablarte de mi presente:

Mi presente es que después de haber perdido muchas cosas en el camino de la vida (cosas y personas) pero sobre todo he perdido VIDA creo que todo este tiempo no he vivido y es ahora cuando mi vida esta llena de paz, alegría, bienestar y todo aquello que yo desprecié en su día y teniéndolo lo tiré.
Puedo decir que cuando entre en la Asociación mi mirada no se levantaba del suelo, tan solo hablaba para contestar y siempre usando monosílabos por tanto puedo decirte que no quería para nada seguir con esa ruinosa vida y gracias a la insistencia de mi madre (mi madre coraje particular) que cambió toda su vida en dos años para estar a mi lado y hasta que no me ha visto como ella deseaba verme no se ha ido de mi lado. Ahora que estoy realmente bien, feliz es cuando me ha dejado empezar mi vida, porque si dijera reanudar no sería cierto.

Hoy día incluso además de tener una maravillosa relación con mi hijo (siento no poder decir lo mismo de mi ex-mujer) he encontrado incluso el amor de una mujer que nunca tuve y por eso creo que en esta vida cuando realmente estas siendo honesto contigo mismo las cosas salen bastante mejor que cuando tratas una y otra vez de engañarte.

Y soy muy feliz porque sigo en la Asociación y creo que mientras pueda estaré ahí tan sólo con el propósito de devolver un poquito con mi ayuda toda la ayuda que mis compañeros en su día me prestaron y que hoy mismo en cierta manera me siguen prestando.

Por todo ello si estas leyendo estas líneas y es tu problema o el de algún familiar o amigo, no dudes en ponerte en contacto con la asociación que más próxima o mejor veas, para salir de esto se necesita la ayuda de los demás, lo sé porque es la única manera de que yo haya salido.

GRACIAS POR LEERME, con sólo hacerlo merece la pena haberlo escrito.

Maxi

No es fácil intentar explicar lo que se siente cuando alguien a quien quieres te dice que tiene un problema, imaginas cualquier tipo de problema sin importancia pero el problema te sobrepasa solo con escuchar su nombre…..

Nunca había conocido antes personalmente a nadie que lo padeciera, pero sabía perfectamente lo que significaba la palabra ludópata. Debo admitir que cuando lo supe me sentí muy mal, pensé que nuevamente algo me fallaba en la vida, pero decidí apostar por la persona en si, obviando en cierto sentido la gravedad de la enfermedad, y lo cierto es, que no me he equivocado, ha conseguido salir de un pozo del que es muy complicado salir, y no solo eso, lo ha hecho intentando evitar que otras personas caigan en los mismos errores que él había cometido.

Las cosas a veces no son como uno espera que sean, y si no tienes una capacidad de aguante admirable, normalmente te dejas llevar a una espiral de gasto incontrolado, piensas que unas monedas en una máquina o unos simples cartones en un bingo no pueden hacer que eso derive en una auténtica adicción que no puedas superar, lo cierto es que si no tienes a alguien de la familia muy próximo a ti en momentos como esos, las cosas pueden complicarse hasta unos límites difíciles de asumir y de comprender.

Lo realmente difícil es admitir ante ti mismo que las cosas se te han escapado de las manos, y lo cierto es que si tú mismo no asumes el problema no tienes forma de resolverlo, he escuchado como un buen día él decidió que aquello no podía continuar, por fin había comprendido que había tirado por la borda una parte importante de su vida, recuerda momentos muy tristes y yo me doy cuenta de que apenas puedo ayudar, me paso noches intentando comprender porque no le ha hecho frente a la inseguridad, en lugar de esconderse detrás de un sin fin de gastos difíciles de mantener sin poner en peligro la estabilidad familiar tanto a nivel monetario como sentimental..
Nunca he entendido ese tipo de problemáticas que nosotros mismos nos creamos por nuestra propia inseguridad, pero aunque no las entendiera entonces, ahora lo hago, y mi única meta es conseguir que nunca mas vuelva a sentir la necesidad de entrar en esa dinámica del jugador, esa que solo conduce a la destrucción del matrimonio, a la inseguridad de los hijos, a la pérdida de todo lo que en principio se suponía valía la pena. Pero siempre hay alguien que vela por ti, en este caso ese alguien ha sido una madre que dejó atrás su vida por intentar devolverle a su hijo la paz y la fe en si mismo que había perdido, es quizás más duro para la familia más directa que para el que sufre la enfermedad en si, hay que ejercer un control férreo sobre la economía, o sobre lo poco que queda de ella, hay que intentar reflotar la vida de alguien que se la ha dejado en el camino equivocado, y eso no es tan sencillo cuando quien está inmerso en algo tan complicado es tu propio hijo.

Pero todo tiene su premio, y entre ella y la gente de la que se rodeó consiguieron lo que parecía imposible, recuperar la fe en una vida nueva y distinta, con el juego totalmente olvidado.
El ha perdido todo, no le quedo más que la dignidad para intentar recuperar su vida, y eso es lo que importa, levantarse, intentar superar los errores del pasado y reconducir todo de nuevo hacia la estabilidad y la felicidad perdidas.

Y se puede vivir sin jugar, lo que no se puede es vender la vida a una máquina que nos invita continuamente a su uso por su colorido y sus sonidos repetitivos, lo que no se puede es dejarse la consciencia en horas y horas de echar una moneda tras otra, en un vano intento por recuperar lo que llevamos perdido, lo que nos obliga a actuar así es la falta de confianza en nosotros y esa soledad de la que nos empeñamos en rodearnos.

Es fácil decir estas cosas, es fácil para mi que solo he vivido el problema de pasada, y nunca en sus fases más críticas, pero pienso que todos tenemos la capacidad de rectificar y de dejarnos guiar por quien antes ha pasado por nuestro mismo problema. Por eso desde mi lugar te pido…. no te niegues la ayuda, no rechaces el apoyo de los tuyos, no faltes a las terapias si de verdad tienes interés por recuperarte, recuerda siempre que tú vida no es solo tuya, recuerda que las personas que te aman seguirán a tú lado, solo hay una condición para eso, que la voluntad y la fe en que podemos conseguirlo no nos haga flaquear, y una vez que notemos que empezamos a salir del pozo, comprometernos en la lucha por erradicar une enfermedad que puede acarrearnos muchos problemas, pero que sobre todo, puede, sin lugar a dudas, destruir nuestra vida.


Carmen

(Pareja de un ludópata rehabilitado)

Queridos enfermos y proscritos,
flores de un día echadas a morir,
vosotros que visteis la luz en un prisma de dos euros,
vosotros, digo:
oíd a este enfermo proscrito mirador de prismas.
Tengo derecho a hablar
porque yo también maté a Manolete.
Sin querer, como todos vosotros,
pero recuerdo a la perfección cómo mi cuerno izquierdo entró en su cuerpo
y allí se quedó por toda la eternidad.
Me maldijeron por eso.
Me acusaron de otras mil cosas,
algunas tan sucias e inverosímiles que me hubiera gustado hacerlas.
Al final, como a vosotros, la vida me condenó a este corro de ludópatas
en la cuarta planta de un hospital abandonado.
Debemos de ser lo peor de este mundo
porque sólo somos dignos de este trozo de pasillo donde cagan las palomas.
Permitidme que lo diga: sí tenemos dignidad.
Es cierto que la perdimos tantas veces
que ya no parece nuestra.
Alquilamos, vendimos, malbaratamos nuestra dignidad
como las joyas de la abuela a cambio de un sueño
a cambio de una presunción
a cambio de un trozo de mierda ensartado en un palo.

¿Por qué hicimos esto?
¿Porque teníamos tiempo libre?
¿Días, años, milenios, millones de segundos sólo para nosotros?
Estábamos en paro, jubilados, con una pierna seca,
pero en lugar de cazar panteras o excavar hoyos en la Antárdida,
en lugar de acariciar a nuestras mujeres hasta borrarlas la piel del pecho,
decidimos meter monedas como imbéciles por una ranura.
Aunque quizá no fuera por eso,
Quizá queríamos descubrir algo o redimirnos de algo,
O morirnos sin más, quién sabe. A veces uno quiere morirse porque sí:
fuma, bebe, juega, va de putas para acortar los plazos.
Qué idiotas,
Como si respirar tuviera plazos y fecha de caducidad,
como si amar, sentir, pensar, fornicar o criar a un niño
fueran peldaños oscuros y prescindibles en cualquier vida.
Yo creo que no.
Creo que no estamos aquí por un exceso de tiempo libre
ni por llevar una calavera tatuada en el muslo.
Creo que en realidad teníamos miedo,
Un enorme, un siniestro miedo de perros apaleados.
En algún momento la vida se nos torció,
perdimos el poder, la gloria, la pura vanidad de estar vivos.
Y la cagamos.
Elegimos no pensar ni decidir con criterio,
elegimos no cazar panteras ni excavar hoyos en la Antártida,
elegimos no acariciar a nuestras mujeres y a nuestros hijos.
Y por miedo, por purito miedo la cagamos.
La vida entera a cambio de una pulsión,
la paz, la luz, la esperanza a cambio de unas monedas de plata.
Como Judas.
A partir de entonces, todo fue traición.
Sin embargo, queridos enfermos y proscritos,
flores de un día echadas a morir:
hay esperanza para nosotros.
Hay panteras sueltas por ahí, aún estamos a tiempo.
Si nos empeñamos,
podemos volver a ser dignos de respirar todos los días.
Sólo hay que abrir la boca y la nariz con naturalidad,
aspirar hondo, sentir que el aire entra y nos da sentido.
No tengamos miedo. Hemos muerto tantas veces,
hemos temblado tantas noches de rabia y de culpa,
que ya no podemos temer nada.
Sólo hay que abrir la boca y respirar.
Sólo respirar, compañeros.
Y sentir que hoy es nuestro primer día,
nuestra última oportunidad,
el mejor momento para coger las palas,
atravesar los cinco continentes
y excavar como locos agujeros blancos en la Antártida.

 

Carlos.

Mi problema empezó hace cinco años, le dije a una amiga que tenía ganas de conocer un BINGO, a la media hora estábamos en una sala sentadas en una mesa jugando. Ocurrió que en la primera partida (jugada del novato) canté un BINGO del valor de 285 € (entonces eran unas 47.500 pesetas), nos levantamos y marchamos a casa, pero a los pocos días volví, ¡ahí empezó mi calvario! y cada vez iba más a menudo hasta que llegó el momento en que dejé parcialmente mis obligaciones: familia, trabajo, amistades, etc.

Durante veinte meses aproximadamente fui asidua de varias salas de Bingo, no quería ir, pero cuando llegaba la tarde estaba ansiosa de que llegase el momento para dejarlo todo y pasar al Bingo.

Empecé a pensar que tenía un problema y fui a un psicólogo y estaba deseando de que acabase la consulta para marchar al Bingo. Intenté dejarlo varias veces yo sola, sin ayuda de nadie y en una ocasión estuve dos meses sin jugar.

En esas fechas recordaba mucho a MENANDRO (Poeta y escritor Griego) que decía: “Es más fácil quedarse fuera que salir”, contacté con la Asociación y el primer año no fui al bingo, el segundo recaí, iba de vez en cuando creyendo que sola lo podría controlar hasta que empecé a ir casi a diario, me sentía tan mal que un día tomé la firme decisión de cortar completamente, de eso hace un año, ahora no pienso en el juego, tengo paz interior y el tiempo ocupado en otras cosas.

Este episodio de mi vida lo tengo muy presente y estoy muy atenta con todo tipo de loterías.

He llorado mucho a solas, y a veces con mis compañeros, también he llorado por ellos, gracias a todos y a mi asistencia a las terapias me encuentro cada día mejor y más segura.

Desde esta página le envío a todos los socios (pacientes y familiares) mi abrazo más cálido y entrañable.

GRACIAS DE TODO CORAZÓN.

Se puede hablar de muchas cosas, se pueden lanzar al aire cantidad de opiniones sobre cualquier tema, pero realmente es complicado tener una opinión imparcial sobre el juego.

En principio, quien puede hablar de ello es quien en realidad lo ha padecido en sus carnes, esas personas que han estado en el infierno y que ahora dedican su tiempo a que otras personas no entren en él.

Es difícil engañarles, porque han pasado por todas las situaciones posibles, es fácil recibir su apoyo porque en su día ellos recibieron el de otras personas, poniendo especial atención en esas esposas, maridos e hijos que han visto caer a sus familiares más directos en esa dinámica destructiva de jugar cada día más tiempo, cada día más dinero, en detrimento de su entorno y derribando cualquier obstáculo que pudieran considerar.

Desde aquí un homenaje directo a quien sufriéndolo en casa ha sabido luchar por conservar el cariño y la fe.

A quien con el apoyo incondicional y con las lágrimas a escondidas consiguió volver a la vida a la gente que ama.

A quien se reúne con el resto de personas en la misma situación para vivir unas horas de hermanamiento y dejar atrás por unos momentos los problemas diarios.

Muy en particular a todos los que ya recuperados no abandonan el barco y luchan por conseguir locales, subvenciones, gente a la que rehabilitar. Y sobre todo a quien quiero y admiro por su particular lucha contra la ludopatía a todos los niveles.

Y gracias al resto, no necesito dar nombres, sabéis que hablo de vosotros y que mi cariño os alcanza a todos a pesar de la distancia.

Un beso a todos los que formáis LARCAMA una manera fantástica de devolver la vida a quien creía que nunca volvería a disfrutar de ella.

 

Carmen.

29 de octubre de 2006

No esperes más y ponte en contacto con nosotros
Colabora con LARCAMA